¿Recuerdas aquella primera vez? Tú y yo, solos en el bosque, habíamos decidido ir ahí por mi cumpleaños, sabes que me encanta perderme en la naturaleza y en el silencio, el viento susurrando entre las ramas de los árboles, por momentos reina la quietud total…
Decides acercarte y abrazarme, me conoces, soy tímida, no puedo si quiera mirarte a los ojos, me gustas mucho, los nervios son mis eternos compañeros; comienzas a besarme y acariciarme muy lentamente, como si ese ser que tienes entre tus brazos fuera tan delicado que puede romperse y dejar de existir de un momento a otro.
Me preguntas si quiero que sigas, me falta el aliento, sé que poco a poco me estoy perdiendo, alcanzo a decir con una voz muy baja, casi suplicante “Sí”, tus manos se abren camino, besas mi cuello, me susurras al oído cuánto me amas y cuánto habías esperado por que llegara ese momento.
Había leído y visto películas con escenas similares a la que estaba viviendo, nada se compara con todo lo que estaba experimentando en ese preciso instante; lo sabía desde hace tiempo, estaba segura de mi decisión, en verdad te quiero, no hay marcha atrás, la infancia ha quedado para siempre atrás.
martes, 26 de febrero de 2019
Aquella primera vez
domingo, 24 de febrero de 2019
Una caminata por Oaxaca
Mi día comienza a las 5, a las 8 ya estoy iniciando mi caminata habitual de 3 kilómetros, me gusta andar entre las calles del centro de Oaxaca, ser testigo de cómo los primeros rayos de sol tocan la cantera verde de los edificios, el cielo azul, un aire limpio que te inspira a meditar, poco a poco el fresco de la mañana desaparece, mi cuerpo está entrando en calor, la respiración cambia su ritmo, empieza a acelerarse, pienso “Ojalá se estén quemando los tacos al pastor de anoche”, espero el rojo del semáforo, veo a muchos caninos felices por ir caminando junto a su amo, otros más en busca de comida.
Llego al andador turístico, ¡Que vista! ¡Simplemente hermosa!, los negocios empiezan a subir sus cortinas, brota en el aire el olor a café y chocolate, pienso en ti abuelita, cuando tenía 5 años y te observaba en silencio, tú en la cocina, callada, preparándome chocolate en la olla de barro y en la destreza que dan los años en el uso del molinillo; sigo caminando y ante mi está el templo de Santo Domingo, como de costumbre en completo silencio, turistas al igual que yo maravillados de tu grandeza, ¡De cuántas generaciones has sido testigo!, apenas hace unos años pasaba de igual manera, diario frente a ti, iba con mis compañeras de secundaria, comprábamos café frío y nuestras risas podían escucharse hasta tu campanario.
Sigo caminando, llego al parque del Llano, ¡Me encanta! Lo primero que se escucha es música con mucho ritmo, la clase de zumba está por terminar, me pasa por la mente: ¡Algún día me animaré a retomar esas clases!, personas trotando, estirando, sudando; otras más disfrutando de la vista y quietud.
Llego al trabajo, me quito los tenis por algo más formal; niveles de endorfina en su máximo nivel, una sonrisa de oreja a oreja.
martes, 19 de febrero de 2019
5 Solteros y 2 bebés
Imaginen a una bebé de 1 año de edad, está cansada del viaje, duerme tranquilamente en el sillón, encima de ella hay una nota, está dirigida a su abuela materna; dice algo muy breve:
“Mamá no puedo cuidar de ella, debo regresar a Querétaro, te la regalo, tú sabrás cuidar mejor de ella”
La tarde está por llegar a su fin, llega a casa el primero de 8 hermanos, su sorpresa es absoluta, enojo, ternura, incertidumbre… Sentimientos encontrados; llegan los otros 4 hermanos (los demás hermanos viven en otro lugar) y los pone al tanto, esperan la llegada de mamá.
Cautivados por esa pequeña indefensa pero exigente para su corta edad, deciden cuidarla, cambiar los horarios de la universidad para poder turnarse, baños improvisados en el lavamanos, pañales apretados, mamilas muy calientes o muy frías, la ciencia de sacarle el aire, “¿Ese llanto es de hambre, sueño, frío o de qué?”, no le gusta dormir sola, es un hecho.
La mayor sorpresa es que esa bebita nunca deja de sonreír, la sangre llama ¡Y de qué manera!, por brazos que la carguen no hay problema.
Transcurre un año, la historia se repite, solo que esta vez, la bebé se encuentra en la cama de mi tía, se trata de mi hermana, Gina; deciden que debemos crecer juntas, ahora ya tienen experiencia, solo que, no es igual, Ginita no llora, no hace ruido alguno, le hacen estudios, ¿Cuál es el dictamen? Hipoxia perinatal, nunca hablará, no podrá superar mentalmente los 3 años de edad, no tendrá una vida común.
Esos 5 solteros se vuelven expertos en, comida para bebés, cambiar pañales, arrullar, cuidar y mimar a 2 pequeñas que la vida decidió debían tener 2 madres y 5 padres.
¡Que bendición!