viernes, 10 de abril de 2020

Natalia y Leonardo


No sé cómo comenzar esta historia, quizás de forma directa, sin rodeos.

Natalia llevaba 5 años trabajando de asistente en una Constructora, no le iba mal, tampoco ganaba el gran salario, la razón que la mantenía ahí era su jefe, un joven ingeniero que a lo mucho le llevaba 18 años más de estadía en este mundo; Leonardo tenía una sonrisa infantil, casi se le cerraban los ojos cuando sonreía, cautivaba inmediatamente, de cabello rubio y ondulado, ojos cafés claros, bastaba mirarlos fijamente para perderte, transmitía mucha paz, sin embargo, sus labios gruesos seducían, solo se podía pensar en besarlos, morderlos y en cómo se sentirían recorriendo cada parte de tu cuerpo, en especial los pechos, o imaginar su boca mordisqueando suavemente las caderas de la ninfa afortunada que durmiera con él.

Natalia en cambio, era una mujer de cabello castaño y ondulado, las puntas empezaban a tocarle la cintura; de mirada melancólica y tímida, pero con una sonrisa que iluminaba más de una vida, era afortunada, gracias a la herencia de sus padres tenía un cuerpo de curvas definidas, pechos turgentes, una cintura delgada y unas caderas sobresalientes, sin embargo, no era precisamente su rostro el que robaba la atención, digamos que… siempre hacia voltear a los caballeros y una que otra mujer con ánimo de evaluar y otras porque así le dictaba el gusto.

Aquella tarde Leonardo estaba furioso, le habían cancelado varios contratos, entró a su oficina dejando un portazo detrás de él que seguía resonando en la recepción, Natalia se dio paso tras él y cerró con seguro, necesitaba decirle a su jefe que lamentaba dichas cancelaciones, pero en el fondo había más razones por las cuales Leonardo estaba furioso, era un etapa de muchos cambios en su vida y esa tarde lluviosa  en que se encontraba iracundo y mojado había sido el cúmulo de todo; al verla esa tarde ahí como de costumbre leal a él, con esa mirada tierna que siempre le dedicaba, dejó de sentirse solo; ambos sabían que existía una gran atracción sexual, pero en todo ese tiempo jamás habían cruzado esa delgada línea. Natalia añoraba con locura estar con Leonardo.

Desde que ella había entrado a la oficina no habían dicho ni una sola palabra, simplemente se miraron fijamente, la luz era tenue, podían escucharse las gotas de lluvia chocando contra el vidrio de la ventana, los truenos que por momentos llegaban a resonar, y uno que otro relámpago que iluminaba sus rostros; aquello fue energía pura; Natalia se acercó a él y lo besó, no lo pensó más, había imaginado por mucho tiempo ese momento, temía ser rechazada, pero para su sorpresa Leonardo no solo le correspondió el beso, la tomó de la cintura, sus manos empezaron a recorrer sus caderas, para después aferrarse a uno de sus mayores atributos, aquel trasero firme que se limitaba a ver de manera discreta cada que ella salía de una habitación, el cual en más de una ocasión fue su anhelo en noches de insomnio, sus manos seguían recorriendo las curvas que conocía solo de vista, bajó un poco más y acarició sus piernas, firmes por su eterna necesidad de correr hasta quedar sin aliento, regresó al cierre que se encontraba en la cintura, lo deslizó y la falda negra de tablones cayó inmediatamente al suelo, Leonardo jamás reparó en qué tipo de ropa interior usaba ella, al momento de ver aquel encaje rojo diminuto se sorprendió aún más, se sentó en la esquina del escritorio y la acercó más a su cuerpo, siguió besándola, pasando por sus mejillas para aterrizar en su cuello, mientras sus manos se abrían paso debajo de la blusa blanca de seda para poder sentir sus pechos duros por la edad, pero más por la excitación, Natalia se aferraba a la espalda ancha de Leonardo, besaba su oreja y cada tanto emitía un sutil gemido, sabía que no podían hacer mucho ruido; ambos desabotonaban la ropa del otro con desesperación. Leonardo se detuvo unos segundos a admirar tan hermosa anatomía, pero, sobre todo, el rostro de Natalia, su mirada no solo era de lujuria, lo quería.

Ella no le dio más tiempo de pensar, tomó las riendas de la situación, comenzó a besarle, comenzó con esos labios carnosos que soñó en varias ocasiones, siguió descendiendo hasta llegar a lo que sería el motivo de su gloria, verle así de erecto hizo que ella siguiera besándolo con más apetito, Leonardo se sentía desvanecer, de todas las experiencias del pasado, ninguna se comparaba con lo que estaba viviendo, la tomó del rostro, la miró fijamente, la puso de pie, y le hizo girar hacia la pared, ella estaba fascinada, desconocía ese lado salvaje del hombre que admiraba, la fuerza con que entraba, la alejaba y acercaba hacia él tomándola con determinación de las caderas, Natalia trataba de sostenerse con una mano en la pared y con la otra se estimulaba, llegado el momento de estallar en placer, Leonardo la tomó de la cintura, la abrazó acariciando sus pechos y Natalia se mordió los labios para no dejar salir ningún ruido. Se mantuvieron dos minutos así, para después abrazarse, no paraban de besarse, tomaron su ropa y se vistieron.

Retomaron la calma y se sentaron en el pequeño sillón de la oficina, ella se recostó entre los brazos de Leonardo, quería escuchar su corazón latir, pero no fue así, empezó a escuchar al fondo un ruido que le parecía muy familiar pero no lograba ubicar qué era ¿la impresora? ¿la computadora? ¿el fax? ¿qué estaba sonando?, de la manera más súbita y cruel la conciencia se hizo presente; se trataba de la alarma del celular, era momento de despertar, ante sus ojos el rostro de Leonardo desapareció con la misma rapidez que lo hace un suspiro.

Natalia abrió los ojos y pudo sentir la exaltación de todos sus sentidos, un corazón que palpitaba como loco, un estómago oprimido por la emoción, los labios con la sensación de en verdad haberle besado y unas bragas húmedas por la excitación.
Suspiró y se levantó a preparar café, meterse a bañar e irse a trabajar.

2 comentarios:

  1. Me transportó cada detalle del relato... viví el papel de Leonardo! Gracias!

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    1. Eso es justamente lo que busco, transportales, hacerles vivir cada historia. Gracias por leer y comentar. ❤️

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